Algunos creen que el bautismo en agua es esencial para ser salvo. Sin embargo, las Escrituras nos dicen que los gentiles fueron salvos antes de ser bautizados en agua:

Mientras Pedro aún hablaba estas palabras, el Espíritu Santo cayó sobre todos los que oían la palabra. Y los creyentes de la circuncisión, todos los que habían venido con Pedro, quedaron asombrados de que el don del Espíritu Santo hubiera sido derramado también sobre los gentiles. Porque los oyeron hablar en lenguas y magnificar a Dios. (Hechos 10:44–46)

Note que las Escrituras dicen que “el don del Espíritu Santo había sido derramado también sobre los gentiles”. Ya habían recibido el don de la salvación. Habían sido salvos y sellados por el Espíritu Santo. No fueron salvos al ser bautizados; fue solo la gracia de Dios la que los salvó:

Porque por gracia sois salvos mediante la fe, y esto no de vosotros; es don de Dios, no por obras, para que nadie se gloríe. (Efesios 2:8,9)

El ladrón en la cruz simplemente se arrepintió y creyó. No pudo ser bautizado en agua, ni lo necesitaba, porque la gracia fue suficiente para salvarlo.

Fue sólo después de que los gentiles fueron salvos que fueron bautizados en agua. Después de reconocer que ya habían recibido la salvación, Pedro dijo:

“¿Puede alguien prohibir el agua, para que no sean bautizados los que han recibido el Espíritu Santo como nosotros?” (Hechos 10:47)

Si el bautismo en agua fuera esencial para la salvación, el apóstol Pablo lo habría dicho claramente y sin duda se habría asegurado de bautizar a las personas para salvarlas. Pero no lo hizo. En cambio, dijo: “Porque Cristo no me envió a bautizar, sino a predicar el evangelio. . .” (1 Corintios 1:17). Esto se debe a que el evangelio es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree (Romanos 1:16).

Sostener que el bautismo es un requisito para la salvación es aumentar la gracia de Dios. Es predicar que la gracia no es suficiente, y eso va directamente en contra de las Escrituras.