2. Fe- Los elevadores pueden fallar

Cuando un joven me miró y me dijo “se me hace difícil creer algunas cosas en la Biblia“, sonreí y le pregunté “¿Cuál es tu nombre?”. Cuando respondió “Pablo”, le dije “No te creo“. Entonces, me miró perplejo. Le repetí “¿Cuál es tu nombre?”. Nuevamente, el dijo “Pablo”, y nuevamente le respondí “No te creo”. Luego, le pregunté “¿Dónde vives?”. Luego de su respuesta, le dije “No creo eso, tampoco”. ¡Hubieras visto su reacción! Estaba enojado. Le dije “Te ves un poco enojado. ¿Sabes porqué?” Estás enojado porque no te creí lo que me dijiste. Si me dices que tu nombre es Pablo, y no te creo, significa que pienso que eres un mentiroso. Estás tratando de engañarme al decirme que tu nombre es Pablo, cuando no lo es.

Entonces, le dije que si él, siendo sencillamente un hombre, se sintió insultado por mi falta de fe en su palabra, cuánto más el Dios Todopoderoso cuando niegas creer en Su Palabra. Al hacerlo, estás diciendo que Dios no es digno de confianza – que es un mentiroso y un engañador. La Biblia dice: “Aquel que no cree a Dios le ha hecho mentiroso” (1 Juan 5.10). También dice, “Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo” (Hebreos 3:12). Martín Lutero dijo «Qué mayor insulto… puede hacerse a Dios, que no creer Sus promesas».

He escuchado personas decir “Pero simplemente hallo difícil tener fe en Dios”, sin darse cuenta de las implicaciones de sus palabras. Estas son las mismas personas que creen el pronóstico del clima, que creen a los periódicos y confían sus vidas a un piloto al que nunca antes han visto en un avión. Cada día ejercemos fe. Confiamos en los frenos de nuestros autos. Confiamos en nuestros libros de historia, en nuestros libros médicos y en los elevadores. A pesar de eso, los elevadores pueden fallar. Los libros de historia pueden estar equivocados. Los aviones se pueden caer. ¡Cuánto más deberíamos confiar en las promesas seguras y verdaderas de Dios Todopoderoso! Él nunca nos dejará… si confiamos en Él.

He oído frecuentemente a cínicos decir “La Biblia está llena de errores”. Y lo está. El primer error es cuando el hombre rechazó a Dios. Y las Escrituras muestran al hombre y a la mujer cometiendo el mismo error una y otra vez. También está llena de lo que parecen contradicciones. Por ejemplo, las Escrituras nos dicen que “nada hay imposible para Dios” (Lucas 1.37). Esto nos dice que no hay nada que Dios Todopoderoso no pueda hacer. A pesar de eso, nos dice también que “es imposible que Dios mienta” (Hebreos 6.18). ¡Entonces hay algo que Dios no puede hacer! Obviamente, hay un “error” en la Biblia. La respuesta a este dilema lo encontramos en un humilde gusano: ¿Sabías que es imposible para mí comer gusanos, aunque lo he visto hacer? Una vez, vi a un hombre en la televisión que puso mantequilla en su pan y luego le echó un frasco lleno de gusanos vivos, gordos y llenos de sangre. Cuidadosamente, tomó un cuchillo y un tenedor, cortó su merienda aún viva y la comió. Me hizo sentir náuseas… qué desagradable. El sólo pensar en masticar gusanos fríos y vivos es tan repulsivo, tan desagradable, que puedo decir que para mí es imposible comerlos, aunque he visto a alguien hacerlo. Es tan repugnante, que puedo utilizar la fuerza de la palabra “imposible” para apoyar mi afirmación. La mentira, el engaño, el falso testimonio es tan repulsivo para Dios, tan desagradable, contra su carácter de Santidad, que las Escrituras usan la palabra “imposible” para apoyar su afirmación. El no puede mentir, no podría y no lo hará. Esto significa que en un mundo en el que continuamente nos defraudan, podemos contar con Sus promesas con confianza total. Son seguras, incuestionables, verdaderas, infalibles, confiables, firmes… un ancla para el alma. En otras palabras, puedes creer en ellas, y por ello, puedes lanzarte con los ojos cerrados y sin reservas en Sus manos poderosas. Él nunca te decepcionará. ¿Lo crees?

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