La astronomía y la Biblia

por | Mar 25, 2025

La Biblia y las “luces”

Dios creó las “luces” en los cielos “para señales, para estaciones, para días y años” (Génesis 1:14). Gracias a las maravillas de la astronomía, ahora entendemos que un año es el tiempo que la Tierra necesita para dar una vuelta alrededor del Sol. Las estaciones son causadas por la posición cambiante de la Tierra en relación con el Sol: “los astrónomos pueden determinar exactamente, a partir del movimiento de la Tierra alrededor del Sol, cuándo termina una estación y comienza la siguiente” (Worldbook Multimedia Encyclopedia). También entendemos ahora que un “mes [es] el tiempo que dura una revolución de la luna alrededor de la Tierra con respecto al Sol” (Encyclopedia Britannica). ¿Cómo pudo Moisés (el autor reconocido del Génesis) saber hace 3.500 años que las “luces” del Sol y la Luna eran los factores determinantes de la duración del año, a menos que sus palabras fueran inspiradas por Dios?.

La Biblia y las estrellas

En Jeremías 33:22, la Biblia afirma que “no se puede contar el ejército del cielo, ni se puede medir la arena del mar”. Cuando esto se escribió, hace 2.500 años, nadie sabía cuán grandes eran las estrellas, ya que solo se podían ver unas 1.100. Ahora sabemos que hay miles de millones de estrellas y que no se pueden contar. La Biblia también nos dice que cada estrella es única (1 Corintios 15:41). Todas las estrellas se ven iguales a simple vista. Incluso cuando se ven a través de un telescopio, siguen pareciendo solo puntos de luz. Sin embargo, un examen minucioso de sus espectros de luz revela que cada una es diferente de todas las demás.

La Biblia y el espacio exterior

“Mucho antes de que existiera el telescopio espacial Hubble, la Biblia hablaba tanto de ‘los cielos’ como de ‘los cielos más altos’ (véase Deuteronomio 10:14). Hoy sabemos que existen vastas extensiones en el espacio, con galaxias, cúmulos de galaxias y supercúmulos: ‘los cielos más altos’”. Richard Gunther

La Biblia y el circuito del sol

Al hablar del sol, el salmista (800 a.C.) dijo que “de un extremo de los cielos es su salida, y su recorrido hasta el extremo de ellos; y nada hay que se esconda de su calor” (Salmo 19:6). Durante muchos años los críticos se burlaron de este versículo, alegando que enseñaba la doctrina de la geocentricidad (es decir, el sol gira alrededor de la tierra). Los científicos de esa época pensaban que el sol estaba estacionario. Sin embargo, en los últimos años se ha descubierto que el sol, de hecho, se mueve por el espacio a aproximadamente 600.000 millas por hora. Está viajando

a través de los cielos y tiene un “circuito” tal como dice la Biblia. Su circuito es tan grande que se necesitarían aproximadamente 200 millones de años para completar una órbita.

La Biblia y la Tierra en movimiento

Las Escrituras nos dicen que la Segunda Venida de Jesucristo (que ocurrirá a la velocidad de la luz —Lucas 17:24) ocurrirá mientras algunos duermen de noche y otros trabajan en las labores del campo durante el día. Esto es una clara indicación de una tierra que gira, con día y noche al mismo tiempo. La ciencia no descubrió esto hasta el siglo XV.

La Biblia y el Universo en Expansión

Es interesante notar que los científicos están empezando a entender que el universo se está expandiendo o estirando. Al menos siete veces en las Escrituras se nos dice que Dios “extiende los cielos como una cortina” (p. ej., Salmo 104:2).

La astronomía confirma la Biblia

En 1964, los doctores Arno Penzias y Robert Wilson de Bell Labs descubrieron un ruido que provenía de todas las direcciones y que permeaba el universo. Los físicos lo aclamaron como la primera evidencia observacional del Big Bang, conocido como “el eco de radio de la creación”. Penzias vio la importancia filosófica de su descubrimiento. “Los mejores datos que tenemos”, dijo, “son exactamente los que yo habría predicho, si no hubiera tenido nada en qué basarme excepto los cinco libros de Moisés, los Salmos, la Biblia en su conjunto… La creación del universo está respaldada por todos los datos observables que la astronomía ha producido hasta ahora”.

 
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