La voluntad de vivir

por | Mar 14, 2019

Millones de personas dedican docenas de horas cada semana, mirando gente muerta en la televisión. Desde Elvis a Cantinflas hasta Chespirito, son las caras de aquellos que ya no nos entretienen. Hoy, bien parecidas estrellas de Hollywood están haciendo películas para que la generación del mañana también pueda pasar tiempo viendo gente muerta en la televisión.

El tiempo hace que hoy sea el recuerdo del mañana. Cada fin de semana pasa como postes de teléfono borrosos intermitentes que van por el tren veloz de la vida.

Si yo comprara un auto y viera en el manual del conductor que tiene cierto tipo de motor, no me debería sorprender levantar la tapa y encortar un motor exactamente como el manual lo describe. El libro del fabricante me dice lo que hay por dentro del vehículo. Lo mismo ocurre con los seres humanos. El manual del Creador nos dice cómo pensamos y por qué reaccionamos cada uno de nosotros, de la manera que lo hacemos. Levanta la tapa y revela el interior del homo sapiens.

Al hacerlo, la Biblia revela una herramienta a veces ignorada, que podemos usar para alcanzar a los que se pierden. Esa herramienta es el «temor a la muerte». Para los cristianos que piensen que este método es negativo, puede ser entendido a la luz, de una manera positiva. La herramienta también puede ser llamada «deseo de vivir». Todo ser humano que tenga uso de razón, tiene temor a la muerte (Hebreos 2:15). No quiere morir. Se sienta con los ojos atentos por la ventana en el tren veloz de la vida.

Aquí veremos cómo se puede usar esta herramienta cuando hablemos con alguien que no es salvo: » Asumamos que en promedio, una persona muere a los 70 años de edad. Si tienes 20 años, sólo te quedan 2.500 fines de semana para vivir. Si tienes 30 años, te quedan 2.000 hasta que mueras. Si tienes 40 años, te quedan 1.500 fines de semana. Si tienes 50, te quedan 1.000 fines de semana y si tienes 60, te quedan 500 fines de semana hasta que la muerte venga a ti».  Aun como cristiano, ese pensamiento me preocupa. De alguna manera me identifico con los «fines de semana», mientras que los «años» hacen ver la muerte más a distancia. Me sacude lo suficiente como para preguntarme. ¿Qué estoy haciendo con mi vida? Me enferma saber que estoy haciendo muy poco para alcanzar a los perdidos. También me preocupa saber que mis ojos están secos cuando estoy orando.

Mi tren me llevará a la presencia de Dios.  Aquellos que confíen en Jesucristo, han vencido la muerte. Pero el tren de los que no han sido regenerados, les llevará a un terrible desastre. Su fin será el eterno infierno. A la luz de tan terribles pensamientos, todas mis actividades para advertir al mundo acerca de su destino, resulta obvio.

Sabiamente se ha dicho que cada uno de nosotros es único…como los demás. En verdad, cada individuo único, es únicamente predecible. Cada pecador teme a la muerte. Nadie puede negar que tenga un deseo natural de vivir. Entonces, tiene sentido confrontar a alguien con la realidad y recordarle que tiene una «cita» que le espera. Dile francamente cuántos fines de semana le quedan. Luego, háblale con razonamiento y dile, » Si hubiera un chance en un millón, que Jesucristo ‘combatiera la muerte, trayendo vida e inmortalidad a la luz, por medio del evangelio’ valdría  la pena que lo considere».

Ray Comfort

Fundador, Living Waters

 

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