Hace poco tuve una gran entrevista con una antropóloga evolucionista en la universidad de UCLA. Ella me dijo que normalmente no hacía entrevistas con creacionistas, pero lo hizo en ese caso para el próximo documental de «Ateos Famosos». Fue un momento intenso donde cruzamos espadas muchas veces. Uno de los puntos en los cuales tuvimos desacuerdo, fue el tema de la fe. Ella dijo que era atea y no tenía ninguna fe. Le dije que cuando el doctor le mandaba pastillas ella se las tomaba en fe – estaba confiando en las pastillas y el doctor. Ella dijo que no. Ella insistió diciendo que analizaba cuidadosamente cada uno de los ingredientes de la píldora como pasándolos por un fino cepillo de dientes antes de tomárselas (en fe). Yo le dije que ella tenía fe en la silla que estaba sentada. Ella no estuvo de acuerdo y me dijo que estaba sentada sobre la silla porque no tenía conocimiento. Le dije que ella si tenía conocimiento. Sabía que podía confiar en la silla (digna de su confianza / fe), por lo cual confió con ese conocimiento. Ella incluso me permitió llevarla a través de los Diez Mandamientos para demostrarle que necesitaba el perdón de Dios, pero después del cuatro mandamiento, me apuntó con su dedo a mí y a la cámara diciendo: «No me predique a mí» Por supuesto, yo respeté su deseo y cambié de tema de conversación a uno más cómodo. Terminamos amistosamente y unos días después, recibió una canasta de frutas como regalo de agradecimiento.

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