4. Oración- Espera un minuto.
Se ha dicho que Dios siempre contesta la oración. En ocasiones, dice “Sí”. Otras veces, dice “No”. Y a veces, dice “Espera un minuto” y un día para el Señor es como mil años para nosotros (2 Pedro 3.8). Eso significa que una espera de diez años para nosotros es 14 minutos y 24 segundos para Dios; entonces, pide en fe, pero descansa con paciencia lleno de paz.
Las encuestas dicen que más del 90% de los Estadounidenses oran diariamente. No hay duda de que la gente ora por salud, dinero, felicidad, etc. También, oran cuando la abuelita se enferma, y cuando la abuelita no se mejora (o muere), muchos se desilusionan y otros se amargan. Esto es porque no comprenden lo que la Biblia dice acerca de la oración. La Palabra enseña que el pecado evitará que Dios escuche nuestra oración (Salmo 66.18). También enseña, entre otras cosas, que si oramos con duda, no recibiremos una respuesta (Santiago 1:6-7).
Mira cómo serás escuchado…
1.) Ora con fe (Hebreos 11:6).
2.) Ora con manos limpias y corazón puro (Salmos 24:3-4).
3.) Ora con todo tu corazón, no repeticiones vanas (Mateo 6:7).
4.) Asegúrate de que estás orando al Dios revelado en las Sagradas Escrituras (Éxodo 20:3-6).
¿Cómo “oras con fe”? Si alguien te dice “Eres un hombre de gran fe en Dios”, pueden pensar que te están dando un halago, pero no lo están haciendo. El halago es para Dios. Por ejemplo, si yo te dijera “soy un hombre que tiene gran fe en mi doctor”, sería realmente un halago para mi doctor. Si tengo una gran fe en él, significa que creo en él como un hombre de integridad, un hombre de gran habilidad – que es confiable. Doy “gloria” a ese hombre a través de mi confianza en él. La Biblia dice que Abraham “tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios, plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido” (Romanos 4:20-21). Abraham era un hombre de gran fe en Dios. Recuerda, eso no es un halago para Abraham. El simplemente captó lo mínimo de la habilidad increíble de Dios, su integridad perfecta y su maravillosa fidelidad, para guardar cada promesa que hace. Su fe dio gloria a un Dios fiel. En lo que a Dios concierna, si perteneces a Jesús, eres una persona muy importante. Puedes venir confiadamente al trono de la Gracia (Hebreos 4.16). Tienes acceso al Rey porque eres un hijo o hija del Rey.
¿Cuando eras un niño, tuviste que rogar para que tu papá o mamá suplieran tus necesidades? Espero que no. Cuando ores, no digas “Oh, Dios, espero que suplas mis necesidades”. En vez de esto di, “Padre, gracias porque cumples cada promesa que haces. Tu Palabra dice que suplirás mis necesidades de acuerdo a tus riquezas en gloria en Cristo Jesús (Filipenses 4.19). Por esto, te doy gracias porque lo harás para mi familia. Todo esto te lo pido en el nombre precioso de Jesús. Amén”.
Un gran misionero llamado Hudson Taylor dijo “El poder de la oración nunca ha sido probado en toda su capacidad. Si quieres ver el poder divino en lugar de debilidad, derrota y decepción, respondamos al llamado de Dios: ‘Clama a mí y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y maravillosas que tú no conoces”’ (Jeremías 3:33).
¿Cómo puedo tener manos limpias y un corazón puro? Simplemente, al confesar tus pecados a Dios, a través de Jesucristo. Su sangre limpia todo pecado (1 Juan 1.7-9). Cuando los confiesas a Dios a través de Jesús, Dios no solo perdonará cada pecado, Él promete que los olvidará (Hebreos 8:12). Entonces, Él te justificará, con base en el sacrificio del Salvador. Esto significa que te verá como si nunca hubieses pecado. Él te hará puro ante Sus ojos – sin pecado. El incluso limpiará tu conciencia de manera que no tengas más esa sensación de culpa de haber pecado. Esto es ser “justificado por fe”. Por eso necesitas limpiarte a ti mismo en al la Escritura – leer las cartas a las iglesias y ver las cosas maravillosas que Dios ha hecho por nosotros en la Cruz del Calvario. Si no te preocupas por leer el testamento, no tendrás idea de lo que te ha sido heredado.
¿Cómo dices “oraciones genuinas y sinceras del corazón”? Simplemente, al mantenerte en el amor de Dios. Si el amor de Dios está en ti, nunca orarás oraciones hipócritas o egoístas. De hecho, no podrás orar de manera egoísta si tienes un corazón de amor. Cuando tu vida de oración es agradable a Dios, la Biblia dice que Él te recompensará en público (Mateo 6.6).
¿Cómo saber que estás orando al “Dios revelado en la Escritura”? Estudia la Palabra. No aceptes la imagen del dios que presenta el mundo, aunque sea atractivo a la mente natural: una figura paterna y amorosa sin sentido alguno de justicia ni verdad que es agradable a los pecadores culpables. Mira a los relámpagos y truenos en el Monte Sinaí